El premio sin duda es poder disfrutar de dicho monasterio que se encuentra en cima de uno de los macizos rocosos de dicha zona a la altura del pueblo de Castell de Vernet, fundada sobre el siglo X.
Lo más paradójico es que a la entrada de la ruta o final del ida y vuelta hay un restaurante, no si si es estrategia casual o fruto del azar pero la verdad es que viene muy bien para todos los peregrinos que han hecho la ruta entera, ya que evidentemente allí puedes reponer fuerzas y dar por finalizada tu ruta de esa mañana o de ese día, con un buen almuerzo o comida.
¿Que si es marketing estratégico? posiblemente, pero la verdad es que donde esta situado en donde hay casi una necesidad vital. Os dejamos algunas fotos tanto del monasterio como de la ruta como del restaurante y animaros a que vayáis a esa zona ya que merece la pena visitarla.
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