La verdad es que cuando me llevaron allí quedé bastante impresionado no sé si llamarle pequeño parque temático con restaurante, o restaurante con parque de entretenimiento, pero la verdad es que era un restaurante adaptado para la familia y sobre todo para los niños con una entrada escenificada según los cuentos de hadas, donde se podían comer creps salados y dulces de muy buena elaboración.
En las afueras del restaurante había una especie de montaje con actividades para niños y columpios, donde los pequeños se lo pasaban muy bien.
Yo creo que era como una excursión donde la familia asistía a comer creps y a disfrutar del ambiente mágico y de las actividades que allí se ofrecían para la familia.
Los crepes o pannekoken como en Holanda les llaman eran del tamaño y grosor de cualquier pizza de las nuestras, y es que fuera de España, en muchos países de Europa los creps toman bastante importancia como opción gastronómica interesante.y consolidada.
Os dejo la dirección por si algún día pasáis por estas tierras y os apetece comer unos creps interesantes.
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